
Los mejores hoteles de Malta
Malta es pequeña, pero no deje que eso le engañe. El lugar donde te alojes sigue marcando la diferencia entre pasear, esperar o deambular en círculos.
La Valeta es el punto de partida obvio. Parece compacta en el mapa, pero una vez dentro, las escaleras y las calles laterales parecen multiplicarse. Un hotel en la ciudad o cerca de ella le mantiene cerca del ferry, los museos y esas pequeñas tiendas de bocadillos que sirven pastizzi más calientes que el sol. Los hoteles suelen estar en medio de todo, lo cual es perfecto, a menos que se lleven dos maletas y se llegue en plena cuesta.
Luego están Sliema y St. Julian's, conectadas pero diferentes. Una parece un paseo costero, la otra un viernes por la noche en bucle. Los hoteles de esta zona van desde rincones tranquilos cerca del paseo marítimo hasta lugares a pocos pasos de donde la vida nocturna empieza a calentarse. La gente se aloja aquí para saltar entre playas, cafés y el ferry que parece que siempre acaba de salir. Si viaja con amigos o quiere mezclar excursiones de un día con cenas tardías, esta zona funciona.
Y para algo más lento, están Mdina y los pueblos de los alrededores, en el interior. Menos coches, más silencio y calles que parecen diseñadas para confundir al GPS. Los hoteles cercanos a Mdina permiten disfrutar de un ritmo diferente y de la oportunidad de ver la isla sin el ruido de los motores de los barcos de fondo. Ideal para ponerse al día con la lectura, pasear sin rumbo o entrar por accidente en un plató de cine que simula ser la antigua Roma.