
Los mejores hoteles de Bali
Bali no es sólo un lugar. Es una serie de momentos, pueblos, paseos y olas, y el lugar donde duermas decidirá la versión que te toque.
Empiece por Ubud. El centro atrae con sus mercados, patinetes y repentinos avistamientos de monos. Si reserva un hotel cerca de los arrozales, es probable que se pase medio día viendo cómo la gente intenta hacerse selfies con patos. Pero así es Ubud: el ritmo por encima de las prisas. Aquí los hoteles están cerca de estudios de yoga, senderos y cafés donde a veces funciona el wifi y a nadie le importa. Quédese en el centro si quiere movimiento. Quédese en las afueras si quiere mañanas que se alarguen un poco más.
Seminyak es otro ritmo. Un hotel cerca de la playa te sitúa cerca de las puestas de sol, las olas y ese bar en el que la música nunca para. La gente viene aquí por el surf, las compras y la sensación de que algo puede ocurrir, aunque no ocurra. La mayoría de los alojamientos de Seminyak se sitúan entre la playa y la avenida principal, donde las chanclas y los scooters dominan la calle. Planifique su estancia en función de la hora a la que quiera dormir, o de si piensa hacerlo.
Luego está Canggu. Un poco más lejos, pero lo bastante cerca de Seminyak por si cambias de opinión. Hoteles como La Reserve 1785, en Canggu, ofrecen desde arrozales hasta azoteas con más ordenadores portátiles que bebidas. Nómadas digitales, tablas de surf y rituales matutinos de café: ése es el panorama. Si vas a quedarte más tiempo, o a trabajar mientras paseas, esta zona encaja. Eso sí, no te fíes del tiempo de viaje que te da Google Maps. Las carreteras cortas se hacen largas cuando están llenas de scooters, perros y algún que otro turista perdido con una maleta de ruedas.